Descubrir Mallorca es una experiencia que sin duda no le dejará indiferente. Por su estratégica situación en el Mediterráneo y por ser la isla más grande del archipiélago balear, son innumerables los lugares que conocer, desde la capital de la isla a pueblecitos encantadores, desde sus playas y calas de ensueño, hasta preciosos caminos para recorrer a pie o en bicicleta.
Una combinación de mar y montaña, más que perfecta, para satisfacer todo tipo de aficiones. Mallorca ofrece tanto a residentes como turistas, una amplia y diversa oferta cultural, deportiva, de ocio y gastronómica.
Hay muchos sitios de la isla que os recomendamos ver si es la primera vez que visitáis la isla. En la ciudad de Palma es obligatoria la Catedral de Mallorca, una joya de la arquitectura gótica, ubicada cerca del mar y al lado del Palacio de la Almudaina. Perderse por las callejuelas del centro, por el barrio de la Lonja, contemplar una increíble panorámica de la ciudad desde el Castillo de Bellver y disfrutar de una obra teatral o musical, entre otras muchas cosas.
Desde Palma hay un recorrido para viajar al pasado subidos en un tren centenario, el tren de Sóller, que les lleva por un paisaje indescriptible, la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultural. Un trayecto con unas vistas incomparables y con un excelente servicio ferroviario en todos los sentidos.
Tren de Soller
En el término municipal de Andratx, uno de los principales municipios costeros de la isla, abundan las pequeñas calas, junto a grandes acantilados y cuatro islotes, entre los que destaca “Sa Dragonera”, declarado Parque Natural en 1995.
Los pueblos de la Serra de la Tramuntana son de una belleza incomparable, de gran encanto y atractivo turístico, por los que pasear y conocer sus fiestas y tradiciones. Pero también lo son los pueblos del norte de la isla, entre los que destacar Pollença y Alcúdia con sus respectivos puertos y playas.
Valldemossa
En este extremo de la isla, los amantes de la espeleología tienen muchas cosas que hacer por las abundantes cuevas y simas que hay en la isla. Imprescincible visitar las “Coves del Drach, y dels Hams” en Manacor; las del Campanet, en el pueblo del mismo nombre y las de Artà en el “Cap Vermell”, en Capdepera.
La gastronomía merece un capítulo aparte, pero sobre todo no hay que dejar de probar las conocidas ensaimadas, la sobrasada o platos tan típicos en la isla como el frito mallorquín o el arroz brut. Además, en los últimos años, Mallorca se ha convertido en referente en cuanto a la calidad de sus vinos y al número de Bodegas.
Otro capítulo aparte son la belleza de sus más de 300 playas de fina arena y aguas cristalinas, así como sus espectaculares calas.
Playa de Muro, Alcudia
Imprescindible visitar Es Trenc, proclamada una de las mejores playas de España, por la que disfrutar paseando por sus 3 kilómetros de arena blanca.
Y para los que buscan dejarse llevar por la magia de los atardeceres, en Mallorca hay rincones muy especiales para ver fundirse el sol en el Mediterráneo, entre ellos, los miradores de Sa Foradada (Deià) , Faro des Cap Blanc, Archiduque (cerca de Deià), de Ses Puntes (Valldemossa), Des Pi (Valldemossa), Des Grau (en la carretera que une Andratx con Estellens) y uno de los símbolos naturales de la isla con unas vistas de los acantilados impresionantes es el Cabo de Formentor.