Mallorca es uno de los territorios mediterráneos con más cultura gastronómica. Su recetario se centra sobre todo en los productos que ofrece su selecta huerta, con verduras y hortalizas de todo tipo, y de su tradición ganadera. El mar tiene también su presencia, aunque en menor medida, con platos tan exquisitos como el pescado a la mallorquina o el cap roig a la brasa. Probar alguna de sus delicias más típicas es condición sine qua non para poder entender la esencia de la isla.
Arrós brut, lechona al horno, tumbet, pa amb oli… TLa gastronomía en Mallorca es un abanico de sabores, colores y aromas que hablan del más puro Mediterráneo. Sus campos y sus puertos aportan la mayor parte de los ingredientes de un recetario tradicional que refleja fielmente las costumbres y la historia de sus gentes, brindando al visitante la posibilidad de realizar un viaje dentro de su viaje a la esencia más auténtica de la isla.
Pa amb Oli, foto de Belleau Kitchen
Para poder disfrutar de esa esencia, desde THB hotels te proponemos una serie de 5 platos que deberías probar sí o sí durante tus vacaciones en Mallorca. Te garantizamos que merecen mucho la pena y que será un elemento inolvidable de tu viaje a esta tierra mágica.
Trampó – La ensalada más famosa de Mallorca es el trampó. Otra de las recetas sencillas que más aceptación tiene entre locales y visitantes. Es fresca, saludable y llena de nutrientes. Ideal para un picnic o como entrante en cualquier comida frente al mar en verano. Para elaborarla basta con tener a mano pimiento blanco de Mallorca, tomates maduros para ensalada, cebolla blanca de la isla y aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad. Hay quien lo convierte en un plato principal añadiendo un poco de atún y aceitunas, pero no es lo tradicional..
Trampó, foto de Yolanda Pincholos
Arrós brut – Es un plato típico del invierno aunque en muchos restaurantes tradicionales mallorquines se puede degustar durante todo el año. Se trata de un arroz caldoso y suculento que se elabora a base de higadillos de conejo y pichón, costilla de cerdo, butifarrón, sobrasada, setas, guisantes y judías redondas, alcachofas, tomate y una pizca de canela que le da un toque realmente especial. Se cocina a fuego lento y siempre con el objetivo de que quede, como mínimo, meloso. Se sirve muy caliente, en una olla grande que se pone en medio de la mesa, generalmente de barro.
Frito Mallorquín – Quizás para muchos sea algo demasiado tradicional y necesiten varias pruebas para acostumbrar el paladar -como sucede con los caracoles, otro de los clásicos de la gastronomía en Mallorca-, pero el frito mallorquín es así: un plato potente en sabores que se prepara especialmente en invierno, coincidiendo con la época de matanzas en la isla, con asadura de cordero o cerdo (higadillos, corazón, pulmones y vísceras en general). Lleva además el hinojo fresco (fonoll) que le da ese sabor tan característico, junto con la cebolleta, el pimiento rojo, coliflor, patatas, ajo y laurel. Es, sin duda, una de las recetas más antiguas y con más historia de Mallorca.
Frito Mallorquín, foto de Yolanda Pincholos
Pescado a la mallorquina – Esta receta es una de las más tradicionales y comunes en los menús de las zonas de costa de Mallorca, aunque también se puede encontrar en restaurantes de interior de cocina muy tradicional. Se prepara siempre al horno, con pescado blanco -generalmente mero o merluza- y con acelgas. Pero la lista de ingredientes es más amplia y todos son fruto de la huerta local: cebollas, patatas, tomates, pimiento, laurel, perejil, fonoll (hinojo), pasas, piñones y un chorrito de vino blanco y zumo de limón.
Lomo con col – Uno de los platos favoritos de todo mallorquín que se precie. Destaca por su sencillez, tanto de sabores como de presentación y elaboración: se trata de elaborar saquitos de hojas de col con lomo dentro. Para ello, en la despensa siempre ha de haber col rizada o repollo tradicional de la isla, lomo de cerdo, tocineta o panceta, setas, pasas y piñones (que son dos grandes clásicos en el recetario de Mallorca), tomates de ramallet, sobrasada, butifarrones y un poquito de vino tinto. Se presenta en una cazuela de barro y se sirve un saquito por persona.